¿Cual es la frontera que separa la niñez de la adultez? Más de una vez encontramos a un adolescente con cabeza de niño, o a un niño con su cabeza en la adolescencia. Sin embargo, la niñez simboliza cierta inocencia que puede llegar a confundirse con estupidez; por lo que la mayoría de los argentinos podemos entrar tranquilamente en la categoría de “niños”.

Estamos hablando de un rito capitalista más, en la que la intención es siempre la misma: que los padres derrochen dinero en juguetes para sus hijos. Sin embargo hay varias opciones a la hora de los obsequios, por lo que clasificaré los mismos de la siguiente manera:
* El regalo ratón: Lo hacían generalmente las tías o abuelas. Consistía en un par de medias de marca enigmática, que nunca nos quedaban cómodas, ya que las costuras nos apretaban las venas casi hasta hacernos explotar los pies. (También puede aplicarse para calzoncillos o bombachas).
* El regalo inservible: Veíamos un autito a control remoto o un robot. Nos parecía lo mejor del mundo. Sin embargo, al investigarlo nos dábamos cuenta (a pesar de nuestro bajo desarrollo intelectual), de que solo tenía 2 funciones y la publicidad era solo un engaño. Cuando nuestros padres nos preguntaban que nos parecía, decíamos sonrientes que había sido el regalo que cambio nuestras vidas, y que hacia ya diez horas que estábamos jugando y todavía no habíamos descubierto el total de sus funciones.
* El regalo caprichoso: Un muñeco nuevo, un tira-tazos, un álbum de figuritas, algo que de entrada ni siquiera nos gustaba, ya que tenía menos alegría que Santo Biasatti o menos entretenimiento que canal siete. A pesar de eso insistíamos, porque la sociedad de consumo nos indica que si todos lo tienen, es bueno.
Los resultados estaban a la vista, a los dos días el juguete se encontraba tirado en un rincón. Solamente lo utilizaba el perro, para probar la resistencia de sus dientes.
* El regalo de vestir: Consiste en cualquier prenda, sabiendo que de chicos solo nos interesaban los botines de fútbol, o las camisetas. Los padres se arrancan los pocos pelos que permanecen aun sobre su cabeza, cuando la nena le pide su primera pollera.
Los tiempos cambiaron, por lo menos una pollera o unos botines eran más baratos que un celular o un aborto ¿no?
Es verdad, hoy en día, los chicos viven la vida vertiginosamente. Por mi parte, ya pensé en algunos regalos para algún hijo o sobrino futuro:
* Una caja de preservativos con tachas.
* Un celular con GPS, para saber si está en la casa de algún amiguito proveedor de drogas, y quedarme mas tranquilo.
* Una Barbie con los elementos quirúrgicos para retocarse las lolas o ponerse colágeno.
* Una pistola a balines (para salir a la calle y defenderse ante quien le quiera robar los preservativos).
Si no creen en la veracidad de lo escrito anteriormente, recuerden que los chicos dicen siempre la verdad. Por eso el autor del blog… ya se siente un adulto.
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Curiosidades olímpicas
-Mención especial para la ganadora de la medalla de bronce en judo. Teniendo una novia así, mejor no comprarse ropa de marca…te la estira toda a la primera discusión.
- José Meolans representará al país en natación. Sin embargo hasta él sabe que ganar una medalla será casi tan difícil como instaurar la democracia en China.
- En la jornada de ayer, se realizo la competencia de ciclismo en ruta. Casi siete horas andando en bicicleta. ¡Y pensar que nunca llegué hasta Santa clara en mi bici!
- Las competidoras femeninas de natación. ¿Tienen la obligación de dejar los pechos en sus respectivos países antes de la competencia? De lo contrario… ¿flotarían?
- En la competencia de tiro al blanco, observé que no se puede divisar el lugar de impacto de los disparos ¿Es por que el camarógrafo tiene miedo de recibir un disparo? ¿Será que en realidad matan norteamericanos?