Un país de terror


Los dueños de los videoclubes entraron en crisis, el consumo de películas de terror bajó significativamente en los últimos meses. Es que hoy en día es más fácil salir de casa y ver un asesinato en vivo, y hasta podemos elegir el plano.
Otra alternativa es ser víctima en primera persona, sin necesidad de unos buenos anteojos 3D se puede vivir en carne propia todo tipo de arrebatos, secuestros, golpizas.
Haciendo un paralelismo, usted puede revivir la película Cuando un extraño llama. Las diferencias son menores, los llamados provienen de la penitenciaria de Batán y la protagonista no es una bella actriz de 25 años, si no una jubilada de 89.
Los Films de Freddy Kruger son fácilmente reproducibles. La única diferencia es que esta vez no se trata de sueños, si no de tristes realidades. El asesino puede estar tan o mas demacrado que Freddy, dependiendo de la cantidad de enfrentamientos con la federal que haya tenido. Los niños no cantan: “uno, dos Freddy viene por vos” si no “uno, dos (soy menor) así que ya salgo y voy por vos”.



La película menos vista en lo que va del año es el reconocido film martes 13. Parece ser que fue declarado el día mas tranquilo en todo el país. Claro, como todos salen lo menos posible la ola de robos a mano armada disminuye considerablemente durante la jornada.
Por último, hace rato que Halloween no figura en cartelera. No es que haya pasado de moda, solo que para ver algo acerca de la noche de brujas, nos basta con poner el noticiero y mirar a la bruja mayor pasándole factura al campo.
Por suerte tenemos originalidad, en nuestras películas el policía ya no es el bueno, si no alguien que libera zonas y allana caminos. Y nada de películas de acción, para eso ponemos Crónica o alquilemos un departamento que dé a la autopista panamericana.
¡Y decían que Destino final era una película mentirosa! Si vivimos en el país donde se caen los ascensores de las bibliotecas, los autos suben a las veredas y los trenes se descarrilan.
Esto no es el juego del miedo, es simplemente una ola de secuestros extorsivos a los ancianos. Por eso dicen que los actores argentinos son malos. Claro ¡si son simples ciudadanos!
Con todo esto no pretendo asustarlos, sólo mostrar una triste realidad. Cuidado, cualquiera puede convertirse en el protagonista principal de una de estas tiras caseras, y acá no todos los finales son felices.

 


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